Una cariñosa respuesta a un hijo adulto LGBTQ+
6 de noviembre de 2024 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Peter N. Landless & Zeno L. Charles-Marcel para Adventist Review
Para nuestra sorpresa y desmayo, hace unos meses, nuestro hijo menor, de 26 años, nos anunció que se identificaba como mujer bisexual. Nuestro fin de semana cristiano de Día de Gracias y cena de celebración con todos nuestros hijos y sus familias, nuestros padres sobrevivientes y nuestros “adoptados” para tal celebración, va a ser difícil e incómodo. ¡Necesitamos ayuda!
Como padres, enfrentamos desafíos significativos cuando las elecciones de estilo de vida de nuestros hijos chocan con nuestros valores y creencias, especialmente entre los cristianos cuando se trata de orientación sexual e identidad de género. Es natural que se sientan divididos entre el amor por su hijo y el compromiso hacia su fe.
Mientras que no podemos especular acerca de lo que llevó a su hijo a esta decisión, lo más probable es que no ocurrió súbitamente. La relación de ustedes con él y la de su familia se encuentra en un punto crítico y el enfoque que den a la situación puede afectar a cada uno. [De acuerdo a sus comentarios no impresos] ustedes aman a su hijo, pero creen que ha hecho una elección moralmente incorrecta. Ustedes desean que él cambie, pero sin ofenderlo o causarle una desagradable confrontación. Bueno, hay todavía esperanza: Ustedes pueden mostrarle su amor sin comprometer sus valores, sin faltarle al respeto por sus elecciones o haciendo caso omiso de su percepción de la realidad. Recuerden, su decisión probablemente ha brotado de asuntos que llevan largo tiempo. La forma como manejen esta situación puede tener un impacto sobre las dinámicas de toda la familia.Hay mucho más qué decir de lo que esta columna puede acomodar, pero se puede comenzar con lo siguiente:
Oración. Como cristianos, la oración es su herramienta más fuerte. Oren por la seguridad, bienestar y jornada espiritual de su hijo. Examinen su propio corazón, escuchen al Espíritu Santo y dejen que el Espíritu haga los cambios que le parezcan necesarios en ustedes. Luego expresen sus convicciones bíblicas en forma suave, pero con seguridad y confianza.
Separen el concepto de identidad del de comportamiento. Separen la identidad, del hecho del comportamiento de su hijo. Recuerden, no se le puede definir solamente por su orientación sexual o identidad de género, sino por quién es él como persona —su hijo y un hijo de Dios.
Sean respetuosos. Respeten su autonomía como adulto responsable ante Dios de sus propias elecciones. Ustedes no pueden controlarlo o cambiarlo, así que más bien enfoquen su atención en su relación y encomiéndenlo al cuidado de Dios.
Lideren con amor incondicional. La mayoría de los cristianos creen que el típico estilo de vida LGBTQIA+ es pecaminoso. ¿El ejemplo de Jesús? Jesús pasó tiempo con pecadores de toda condición, amándolos, sin endosar su comportamiento. Amar a su hijo no significa estar de acuerdo con sus elecciones de estilo de vida o realidad percibida. Recuerden, el amor de Dios por nosotros no depende de nuestro comportamiento y, como padres, su amor debe reflejar esa gracia y compasión.
Mantengan abierta la comunicación. El escuchar sin condenar ayuda a mantener la confianza y fomenta la comprensión. Dejen que su hijo (y la familia entera) sepan que aun cuando ustedes pueden tener creencias diferentes, su relación con él (y ellos) está abierta siempre a la conversación honesta y la conexión.
Establezcan sus límites con gracilidadEn algunas situaciones podría ser necesario fijar límites, particularmente si el comportamiento de su hijo contradice abiertamente los valores de ustedes dentro de su casa. Sin embargo, esos límites pueden fijarse con gracilidad y respeto, sin alejar con ello a su hijo. Explíquenle en forma amable sus expectativas, asegurándose de que entiende las razones de las mismas y ofrezcan alternativas para mantener una relación saludable.
El Día de Gracias no es el tiempo para peleas a gritos y desacuerdos familiares. Consideren en su Biblia el retorno del hijo pródigo (Lucas 15:11-32). Cuenten sus bendiciones y confíen en la ayuda de Dios para resolver este asunto.