3 de diciembre de 2015 | San Bernardino, California, Estados Unidos | Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review
Una adventista que escapó milagrosamente de un tiroteo masivo en el sur de California con heridas no mortales en la cabeza, brazos y piernas dice que espera que la tragedia alerte de alguna manera a las personas sobre el hecho de que Jesús viene pronto.
Amanda Gaspard estaba supervisando una conferencia y almuerzo de fiestas organizado por el Departamento de Salud del Condado de San Bernardino en un centro de servicios sociales en San Bernardino, California, Estados Unidos, cuando dos individuos comenzaron a disparar a mansalva el miércoles pasado, cobrándose la vida de al menos 14 personas y provocando heridas a al menos otras 17.
“Ella estaba a cargo de la reunión ese día. Por la misericordia de Dios, acababa de despedir a todos para un breve recreo; de lo contrario, más personas habrían estado en la sala”, dijo su madre, Diane Gaspard, a la Adventist Review el jueves.
El tiroteo masivo fue el más mortal que se produce en los Estados Unidos desde que 26 niños y docentes fueron asesinados en una escuela primaria de Connecticut en 2012, algo que repercutió en todo el país. La policía ha identificado a los sospechosos del ataque como un matrimonio menores de 30 años, pero aún no han establecido un motivo. Los sospechosos fueron muertos por la policía en una furgoneta a varios kilómetros de la escena del ataque.
Diane Gaspard dijo que el atacante masculine podría haber matado a su hija, que se graduó en 2002 del Colegio Adventista Blue Mountain, cerca de Reading, Pennsylvania, Estados Unidos, pero por alguna razón le apuntó a la pierna.
“La fe de Amanda es muy sólida. Ella testifica todo el tiempo”, dijo Diane Gaspard. “Creemos que debido a su amabilidad el tirador no la mató. Se paró sobre ella y le disparó. Le podría haber apuntado fácilmente a la cabeza, pero le tiró a la pierna”.
Gaspard, quien el jueves estaba volando de la Costa Este de los Estados Unidos a California para estar con su hija, dijo que Amanda se contacto rápidamente con ella para informarle que estaba viva. Amanda recibió múltiples heridas de metralla, entre ellas, en la cabeza.
“Estaba tan preocupada por nosotros que pidió a una colega que nos llamara”, dijo. “Esa pobre mujer también estaba conmocionada, pero logró decirnos que Amanda estaba herida. Más tarde me contó que Amanda la sostuvo de la mano y oró con ella”.
Amanda fue intervenida quirúrgicamente por heridas en la vena safena, una importante vena superficial de la pierna, que es la más larga del cuerpo humano.
Su madre dijo que Amanda se encontraba estable el jueves, y que se mostraba más preocupada por sus colegas que por ella.
“Cuando hablamos, me dijo: ‘Mamá, ora para que pueda usar este incidente para dar testimonio de que Jesús vendrá pronto’”, contó.
Daniel R. Jackson, presidente de la Iglesia Adventista en la División Nortemericana, dijo que los miembros del continente estaban “quebrantados por tener que llorar una vez más la pérdida de vidas inocentes como resultado de la violencia con armas de fuego”.
“Junto con nuestras sinceras oraciones, es tiempo de que se haga algo para responder a la pandemia de la violencia con armas de fuego”, expresó en una declaración. “Es tiempo de que digamos ‘no’ a estas trágicas masacres que se han vuelto tan comunes en los Estados Unidos. Es tiempo de que hagamos algo para hallar soluciones de manera de poner fin a este problema tan generalizado”. Y añadió: “Oramos por el día cuando los niños y los adultos puedan vivir sin temor”.
Al igual que Amanda Gaspard, Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial, vio en la tragedia un anuncio de la segunda venida.
“Oremos por los afectados por esta tragedia en el sur de California, y roguemos que el Espíritu Santo nos use a cada uno dondequiera estamos en este mundo atribulado para que seamos parte del ministerio de reconciliación de Dios (2 Cor. 5:18), señalando a las personas hacia el Cordero de Dios, Jesucristo, nuestro Salvador, que llegó en su primera venida para brindarnos la vida eterna y que pronto regresará en su segunda venida para cumplir esa tarea”, dijo Wilson en su página de Facebook.
Wilson añadió que había orado por Amanda Gaspard y por todos los afectados por el tiroteo, lo que incluye el Centro Médico de la Universidad de Loma Linda, adonde se llevaron a 17 de los heridos en el ataque.
Briana Pastorino, encargada de información pública de la Universidad de Loma Linda, la institución que alberga el centro médico, confirmó a los reporteros que cinco personas habían sido hospitalizadas pero no brindó más detalles.
“Estamos conmocionados por todo esto, nos ha perturbado mucho”, dijo el miércoles. “Estamos tratando a personas que no tendrían por qué haber sido heridas”.
Dos de los cinco pacientes admitidos en el hospital, un centro de atención de traumas de nivel uno que brinda capacitación para casos como este, sufrieron heridas graves, informó Noticias de la CBS.
Mientras la tensión era elevada el miércoles, se recibió una amenaza de bomba contra el Centro Médico de la Universidad de Loma Linda, lo que colocó a las instalaciones en alerta amarilla.
“La alerta fue levantada alrededor de una hora después, cuando los expertos determinaron que la amenaza carecía de credibilidad y después de revisar con cuidado tanto el interior como el exterior de las instalaciones”, dijo Pastorino en una declaración por correo electrónico el jueves.
Como parte de un esfuerzo de asegurar la seguridad de todos los estudiantes y miembros del personal, la Universidad de Loma Linda canceló las clases del miércoles a media tarde, y animó a los estudiantes para que abandonaran las zonas públicas del predio.
El jueves, todo el campus volvió a su operación normal.
“Todas las clases programadas para el jueves se reunirán sin alteración alguna de cronograma”, dijo Pastorino. “Las operaciones del Centro Médico han regresado a la normalidad. El departamento de emergencias está recibiendo nuevos pacientes, y ninguna área opera bajo restricción alguna”.
Traducción de Marcos Paseggi